El origen de las corbatas

Si empezamos por el inicio tenemos que hablar de donde viene el nombre “Corbata”, originario del Italiano “Corvatta” o “Cravatta”. El origen de las corbatas lo podemos datar en el año 1660, momento en que los jinetes del ejército croata usaban pañuelos de colores al cuello. 

Los pañuelos de colores de los que hablamos tienen su origen en los oradores Romanos, los cuales los usaban para cuidar las cuerdas vocales y no tener problemas en algo tan importante para ellos como eso. Luis XIV diseños para el regimiento real un pañuelo con la insignia real, de esta manera poco a poco se fue extendiendo el uso de este complemento. 

Al principio no había un diseño ni patrón específico para estas prendas y se veían todo tipo de tejidos y estampados, en Europa no se fabricaban así que todas las que había eran de importación, hasta principios del siglo XX cuando se empiezan a fabricar y aunque se auguraba por parte de muchos historiadores su pronta desaparición, lo cierto es que se instauro entre las clases más altas como un símbolo de distinción. 

Las camisas también han tenido que adaptarse a la moda de las corbatas y con la llegada de este complemento, la camisa ha tenido que adaptarse, cambiando los cuellos para hacerlos más amplios y adaptarse a las corbatas. 

El mantenimiento de una corbata es muy importante ya que este complemento se mancha y se arruga por lo que para conseguir que tenga una vida prolongada hay que evitar cualquier salpicadura, aunque si ya no hay más remedio se debe llevar a una tintorería, ya que están especializados en este tipo de prendas y tienen productos especiales para estas manchas. Las arrugas no son buenas compañeras de las corbatas y lo ideal es evitarlo ya que no es bueno usar la plancha con estas prendas, utilizar un nudo ligero suele ser bueno para evitar las temidas arrugas. Para almacenarlas lo mejor es hacerlo suspedidas y sin nudo o guardarlas enrolladas, otra opción es utilizar un estuche para corbatas, aunque es una opción cara.